domingo, 22 de mayo de 2016

DE LA INTEGRACIÓN A LA INCLUSIÓN. NUEVOS RETOS DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL


DE LA INTEGRACIÓN A LA INCLUSIÓN.
NUEVOS RETOS DE LA EDUCACIÓN ESPECIAL

Por Salvador Villarreal
salvadorvglz@yahoo.com.mx

Junio de 2009

¿Qué hay en un nombre?
 ¡Lo que llamamos rosa
exhalaría el mismo grato perfume
 con cualquiera otra denominación! 

             Romeo y Julieta
               Shakespeare 


Agradezco la invitación a esta Primer Jornada Profesional de Educación Especial. “Compromiso para innovar, innovar para transformar”

Me toca el tema de aclarar el asunto de la Integración y la inclusión educativa. Es acaso lo mismo hablar de lo uno o de lo otro? Por qué ahora se escucha más hablar y leer sobre los conceptos de Inclusión y diversidad más que sobre los conceptos de integración y necesidades educativas especiales? A qué responde ésta situación? Es sólo un cambio de nombre o por el contrario subyace un cambio de filosofía y práctica educativa ?

Inclusión educativa

1. Determinar el tema, el objetivo, el destinatario y la tesis.

Tema: De la integración a la inclusión. Nuevos retos para la educación especial.

Objetivo: Clarificar las diferencias entre los conceptos de integración e inclusión y sus implicaciones en la práctica docente.

Destinatarios: Personal docente de Educación Especial.

Tesis: la Inclusión educativa es un concepto mucho más abarcativo que el de integración educativa, porque contempla el disminuir y superar todo tipo de exclusión desde una perspectiva del derecho humano y tiene que ver con acceso, participación y aprendizaje exitoso en una educación de calidad para todos.

T1. La Declaración de Salamanca es el mismo Documento Base de las ideas centrales tanto del movimiento de la Integración como de la Inclusión Educativa.

T2. El movimiento de Integración Educativa fue acogido más por Educación Especial, tanto que reformó su estructura organizativa.

T3. Pero, en su operación redujo su horizonte a la atención de los niños con necesidades educativas especiales y niños con discapacidad y, con ello, redujo o “limitó” también el concepto de integración.

T4. A pesar de la Reforma de Educación Especial que implicó su cambio organizacional, realmente no hubo una reforma equivalente en Educación Básica para la integración educativa.  El proceso fue más por disposición jurídica, que por una reforma interna de educación básica.

T5. El movimiento de inclusión educativa parte de Educación Básica, y toma como tesis el principio rector de la Declaración de Salamanca: “Las escuelas deben acoger a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas u otras. Deben acoger a niños discapacitados y niños bien dotados, a niños que viven en la calle y trabajan, niños de poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales y niños de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados” (UNESCO / MEC. Informe Final, 1994: 59).

T6. La “inclusión educativa” o la “educación inclusiva” no es otro nombre para referirse a la integración del “Alumnado con Necesidades Educativas Especiales”

T7. En el movimiento de la Inclusión Educativa, el concepto de necesidades educativas especiales no es relevante,  sino el concepto  de “barreras para el aprendizaje y la participación”.


T8. La inclusión implica que todos los niños de una determinada comunidad aprendan juntos, independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales. Se trata de lograr una escuela en la que no existan “requisitos de entrada”, ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo.

T9. El profesional de educación especial, sobre todo el de USAER, debe replantear su participación en cada escuela. Debe aceptarse como Maestro de Apoyo y su rol de Asesor  Docente.

T10. Debe aprender a colaborar con el maestro tutor de cada grupo.



Hasta hace pocos años, y me refiero a principios de los años noventas, todavía nos parecía tan “normal” o “natural” el sacar a niños con problemas de aprendizaje del un grupo regular, y “canalizarlos” a un grupo integrado de educación especial; o con más decisión, impedir que un niño con retraso mental o un niño Down formaran parte de un grupo de niños de educación regular. Lo pertinente en términos educativos era detectarlos, identificarlos lo más tempranamente posible y, mejor aún, lograr canalizarlos a una escuela de educación especial.

Estábamos convencidos que ésta acción era en beneficio de cada niño que ubicamos en educación especial, pero que también beneficiaba a la escuela regular, al maestro(a) y al resto de  niños del grupo, así no tendrían que afrontar el problema de su educación y convivencia. Después de todo, con tales acciones se pretendía que el aprovechamiento escolar avanzara de una manera más uniforme, sin tropiezos, ni obstáculos en el desarrollo curricular, tanto para unos como para los otros niños. 

Pero hoy en día, éstas mismas acciones nos parecerían tan inapropiadas (bueno, quizás no para todo mundo) que las calificaríamos de acciones discriminadoras, segregacionistas, pero sobre todo de acciones no benéficas para los niños con problemas. Porque si antes, la atención individual y centrada en el defecto era un reconocimiento de sus necesidades especiales; ahora, esto es visto más como una limitante de oportunidades de desarrollo en el sujeto y que no dependen de él solamente. Es decir, hemos girado en 180° la “lectura” o significación de un mismo hecho. Lo cierto es que más bien hemos constituido un nuevo hecho. Y este hecho es el cambio de concepto sobre el sujeto de la educación especial.

Y el parte aguas histórico educativo de este proceso lo podemos ubicar en el Informe Warnock. (Warnock Report) denominado así en honor a la presidenta del Comité que lo presidió y elaboró, Mary Warnock, filósofa moral, que por cierto ha cimbrado al mundo en dos ocasiones con los reportes que llevan su nombre, y ambos han sido la base de recomendaciones y decretos jurídicos a nivel internacional.

El informe Warnock de 1978, es un estudio de las prestaciones educativas a favor de los niños y jóvenes con discapacidad, circunscrito a Inglaterra, Escocia y Gales. Se publicó en 1979; sus recomendaciones principales fueron incorporadas en la Ley de Educación del Reino Unido en 1981. En este informe se presenta el nuevo concepto de necesidades educativas especiales (n.e.e.) y hace la recomendación de la integración escolar o educativa. Y será el modelo a seguir en el sector educativo por todos los demás países europeos. A pesar de que han transcurrido 30 años de su escrito, aún así se puede decir que tiene plena vigencia; y sus recomendaciones han sido utilizadas en todos los modelos de atención educativa actual. 

La UNESCO también retomó los conceptos del reporte Warnock para recomendarlos a los países miembros y esto fue ratificado en 1994 en la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales, en la que participó México, y que culminó con la Declaración de Salamanca.

Hito histórico mundial, en el que se plantea el considerar que las personas con necesidades educativas especiales deben tener acceso a las escuelas regulares, e integrarlas en una pedagogía centrada en el niño, capaz de satisfacerlas: para ello se propuso dar un alto grado de prioridad a la creación de escuelas integradoras/inclusivas que puedan ocuparse de una amplia gama de necesidades de sus alumnos; además, realizar esfuerzos de reorganización del sistema educativo para disponer de una estructura administrativa común para la educación especial y la educación general; de impulsar prioritariamente los servicios de apoyo de educación especial en las escuelas del sistema general; y de adaptar los programas de estudio y los métodos de enseñanza (UNESCO / Ministerio de Educación y Ciencia de España; 1994). 

De hecho, si revisamos la Declaración y el informe de la Conferencia Mundial re-encontraremos los aportes más relevantes del Informe Warnock. Pero ya desde el texto del Informe Final de la Conferencia (1994), aparece una diferencia terminológica entre las versiones de los textos en inglés y en español; mientras que en el texto original en inglés se hace mención al término de “escuela inclusiva” como  "inclusive school", el texto en español continua con la referencia de "escuela integradora". Resulta evidente que no se trata de un problema de “mala traducción”, sino de una discusión conceptual al respecto, ya que dentro de los debates del grupo de trabajo sobre política y legislación podemos leer:

"Se planteó un tema general en relación con la necesidad de dar con una definición aceptable de educación inclusiva y de distinguirla de la integración o de la inserción en el plan general. Se afirmó que un elemento esencial del concepto de inclusión guardaba relación con los cambios sistemáticos en la escuela y el distrito escolar y con el planeamiento de la enseñanza a nivel de gobierno local y central. La inserción (léase integración) en el plan general, por el contrario, se refería a individuos o grupos pequeños dentro del sistema actual, sin que se dedujera necesariamente que había que cambiar el sistema para posibilitar la inclusión de otros niños". (UNESCO, 1994:33)


Mel Ainscow (1999), ha sido uno de los autores que replantea el uso del término “integración“ por el de “inclusión”; su crítica fundamental es que básicamente la integración escolar a correspondido más a un movimiento progresista que si bien logró el apoyo de ciertos niños para que participen en los programas existentes en la escuela regular, ésto no se correspondió con transformaciones importantes en el seno de las escuelas involucradas. En otras palabras, los procesos de integración lograron mejorar la “educación especial”, pero no la educación general, al menos no en todos los países. Es decir, la “integración” se redujo a describir el proceso estructural de ofrecer medidas de ayuda para la participación de las personas con discapacidad, y sólo eso, sin modificar el plano institucional; por lo que se debe dejar de pensar en el "individuo" que se integra para pensar más en el contexto que debe satisfacer las necesidades de todos los que se encuentran en él, valorando más la importancia de los aspectos institucionales y de gestión.

No obstante, es evidente que dicha crítica -dentro de la corriente inglesa de las “escuelas efectivas”- no ataca propiamente a los fundamentos de la integración en sí, sino al proceso de su operación e instrumentación, donde si hubo una reducción conceptual, que es algo muy distinto. 

En todo caso, como señala Eliseo Guajardo (1998), la integración escolar y educativa procede y se desarrolla en y por la educación especial y se orienta hacia la educación básica; se trata de un “movimiento centrífugo” hacia la escuela regular. Por su parte, la inclusión sería más bien un “movimiento centrípeto”, que surge de la propia educación general y regresa a ella, donde reconoce las diferencias y la diversidad de su población e incluye a los alumnos con discapacidad en sus aulas; es decir, ambos movimientos conducen hacia una escuela para todos. Si bien las polémicas actuales sobre integración e inclusión parten de una reducción del concepto de integración ceñido a una enseñanza especial del grupo de las personas con discapacidad; mientras que por el contrario, la “inclusión” en su sentido más pleno se refiere a todo tipo de diferencias, generen o no problemas de aprendizaje. El concepto de inclusión no parte de supuestos distintos a los de la integración, sino que simplemente generaliza el hecho de reconocer las diferencias entre los alumnos y valorarlas todas.

Como quiera, ciertamente que los servicios de educación especial en su operación e instrumentación tienen algo de culpa en este proceso de reconceptualización. En muchos países de América Latina se confunde todavía el concepto de necesidades educativas especiales con el de discapacidad o con el peor concepto eufemístico de “capacidades diferentes”. Además, en la práctica, muchos alumnos con necesidades educativas especiales (n.e.e.) realmente no están integrados en las aulas; simplemente están ahí, pero sin participar plenamente de la vida escolar. Y con demasiada frecuencia, vemos que los apoyos del maestro especialista son realizados fuera del aula regular; y cuando está en ella, generalmente pone al niño actividades que no son las del grupo en ese momento. Todo parece indicar que el maestro de apoyo (de educación especial) no sabe colaborar con el maestro de grupo. Nada de esto contribuye a una plena integración escolar o educativa. Este planteamiento de la atención a la diversidad centrado en el alumno conlleva procesos de instrucción diferente, especial, separados y siempre más dirigidos a los alumnos con discapacidades. Es como si se reprodujera las viejas prácticas de educación especial. Y en este sentido, la integración educativa no ha sido consistente para generar los cambios organizativos y curriculares esperados, de innovaciones y mejoras en los centros escolares; y sobre todo, desgraciadamente, bajo el enfoque de la integración se está produciendo nuevamente la desintegración y segregación de manera muy sutil.

Por ello, para Booth y Ainscow (2000) el mismo concepto de “necesidades educativas especiales” genera problemas de enfoque y práctica, porque se asocia a educación especial y porque opera como otra etiquetación del alumno; lo cual genera en el docente bajas expectativas y le crea la falsa idea de que debe se atendido por un especialista y no por él. Por eso propone sustituir este concepto por el de “barreras para el aprendizaje y la participación”

Y el objetivo de la educación inclusiva es el eliminar la exclusión social que resulta de ciertas actitudes y respuestas ante la diversidad racial, social, étnica, religiosa, de género, y de habilidades. Su premisa elemental es que la educación es un derecho humano básico y el fundamento para una sociedad más justa (Ainscow, M. , 2004).

Además, la inclusión es un proceso, como una búsqueda interminable de mejores formas de responder a la diversidad. Se preocupa por la identificación y eliminación de barreras. Está relacionada con la presencia, participación y logros de todos los estudiantes. Y sobre todo, implica poner especial énfasis en los grupos de alumnos que pueden encontrarse en riesgo de ser marginados, excluidos o de tener bajos niveles de logro.


Pero qué es una escuela inclusiva?
Es aquella escuela que:
·      ve a la Diversidad como un valor humano y no como un problema.
·      se organiza en base al fomento de la equidad ante las oportunidades de aprendizaje para la diversidad de estudiantes.
·      acepta su papel social de proveedor de oportunidades para los aprendizajes.
·      promueve en sus aulas, la flexibilidad curricular como única manera de responder a los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje de todos y todas sus estudiantes.
·      fomenta la participación de todos y cada uno de sus estudiantes en las diferentes clases que   ofrecen los docentes.
·      fomenta como proceso continuo,  la capacitación de los docentes y padres de familia en herramientas fundamentales que  requieren los estudiantes, para la alfabetización y adquisición de conocimientos.
·      provee al padre de familia,  una participación activa en el desarrollo de la escuela, en un enfoque integracionista, de respeto y amor al centro educativo y a cada uno de sus componentes.
·      promueve en la comunidad la responsabilidad de cuidar al centro educativo y la responsabilidad compartida de aportar al máximo posible, en la solución de sus necesidades.
·      identifica las barreras para el aprendizaje:
Barreras ante los contenidos de los aprendizajes.
Barreras para el acceso a las infraestructuras.
Barreras para la comunicación e información.


Ciertamente, como dice Rosa Blanco (1999) “Difícilmente se puede aprender a respetar las diferencias si no se convive con ellas, si las diferencias de cualquier tipo se obvian y se excluyen. Una cultura de paz tiene que ver con equidad, justicia e igualdad. (..) La inclusión implica que todos los niños de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales. Se trata de lograr una escuela en la que no existan “requisitos de entrada” ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo; una escuela que modifique substancialmente su estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica para dar respuesta a las necesidades educativas de todos y cada uno de los niños y niñas, incluidos aquellos que presentan una discapacidad.(...). La atención a la diversidad es una responsabilidad de la educación común porque las diferencias son inherentes al ser humano y están presentes en cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje.”

Justamente, en noviembre de 2008 el Consejo de la Oficina Internacional de Educación, realizó en Ginebra la  48va reunión de la Conferencia Internacional de Educación  (CIE) con el tema “Inclusión Educativa: El Camino del Futuro” .

Así que estaremos hablando cada vez más de Inclusión Educativa que de Integración. Lo que sí resulta imperativo es el cuestionarnos la instrumentación de nuestra política de integración educativa y superar ese estado de complacencia en que se encuentran casi todos los servicios de educación especial en el país.
La integración requiere pasar a la INCLUSION, por tanto, un enfoque institucional-transformador en el centro o escuela desde el que la educación general y la especial constituyan un modelo unitario de actuación. Así entendida, la atención a la diversidad se convertirá en una tarea y en una responsabilidad asumida por todos, en un proceso de mejora para el centro, y no dejará de ser vista como una respuesta educativa cerrada dirigida a un grupo concreto de alumnos, que se asume son "especiales" ( Arnáiz, 2004:27).



Referencias

Ainscow, M. (1994): Conjunto de materiales para la formación de profesores. Las necesidades especiales en el aula. París, UNESCO.

------------------. (1999).Tendiéndoles la mano a todos los estudiantes: algunos retos y oportunidades. III Jornadas Científicas de Investigación sobre Personas con Discapacidad. Universidad de Salamanca, España.

------------------. (2004): El desarrollo de sistemas educativos inclusivos:¿Cuáles son las palancas de cambio?. Journal of Educational Change, Octubre 2004.

Arnaiz, P. (2004) La Educación Inclusiva: Dilemas y Desafíos. En: Educación, Desarrollo y Diversidad. Vol. 7 (2). Pp. 25-40. Disponible: http://www.redescepalcala.org/inspector/DOCUMENTOS%20Y%20LIBROS/EDUCACION-ESPECIAL/LA%20EDUCACION%20INCLUSIVA%20-%20DILEMAS%20Y%20DESAFIOS.pdf

Booth, T.; Ainscow, M.; Black-Hawkins, K.; Vaughan, M.; Snow, L. (2000): Índice de Inclusión: Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. Bristol, Centre for Studies on Inclusive Education. UNESCO

Guajardo, E. (1999) La inclusión e integración educativas en el mundo. Implicaciones teóricas metodológicas y sociales .
UNESCO / MEC (1994) Informe Final. CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES: ACCESO Y CALIDAD. Salamanca, 7-10 de junio de 1994






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